Comentario
Dada y Berlín son inseparables de uno de los mayores logros del arte de nuestro siglo, el fotomontaje. Esta técnica, inventada por Hausmann, Grosz y John Heartfield (que transformó en inglés su nombre y apellido, Helmut Herzfelde, como protesta al creciente nacionalismo alemán), y Hanna Höch, fue muy utilizada en Berlín como un arma y de allí exportada. Consiste en componer cuadros con fotografías recortadas y constituye un nuevo género, muy acorde con las ideas dadaístas de ruptura de barreras entre los géneros y de acabar con los tradicionales. El fotomontaje, como ha escrito M. de Micheli, "resultaba ser un arte sin mayúscula, sin pretensiones de entidad, inmerso por completo en lo inmediato real", un modo de expresión adecuada a los tiempos de guerra en que vivían. Y Heartfield fabricó sus primeros fotomontajes en el frente con recortes de revistas, como tarjetas postales para mandar a sus amigos y así burlar la censura.El hecho de recortar fotografías y hacer una nueva composición con ellas no era nuevo. Ya lo habían hecho los fotógrafos victorianos en el siglo XIX y Rejlander o Robinson eran maestros en este arte. Sin embargo, mientras aquéllos ponían un cuidado extremo en que la imagen resultante fuera tan armónica como una pintura tradicional, los dadaístas colocaron juntas imágenes radicalmente distintas y discordantes en escala, tamaño, tema, etcétera. El resultado es que cada imagen reacciona frente a la que tiene al lado y obliga al espectador a mirarla de otro modo. Lo que hace el fotomontaje es abrir la mirada, renovarla, descubrir cosas, realidades nuevas, antes ocultas en una mirada convencional.Wieland Herzfelde describió así el nacimiento del fotomontaje en el catálogo de la primera exposición Dada en Berlín, en 1920: "La pintura tuvo una vez la finalidad expresa de registrar la apariencia de las cosas -paisajes, animales, edificios, etcétera - que las personas no podían llegar a conocer por sus propios ojos. Hoy esa tarea ha sido emprendida por la fotografía y el cine, y se logra de manera incomparablemente mejor y más perfecta de lo que la pintura haya llegado nunca a conseguir.(..) Los dadaístas dicen: mientras en el pasado se invertían grandes cantidades de amor, de tiempo y de esfuerzo en pintar una persona, una flor, un sombrero, una sombra proyectada, etcétera, nosotros sólo cogemos un par de tijeras y cortamos todo lo necesario en cuadros o en fotografías. Si necesitamos cosas de tamaño pequeño no las representamos, sino que cogemos el objeto mismo, como puede ser una navaja de bolsillo, un cenicero, libros, etcétera: cosas simples que en los museos de arte antiguo están bellamente pintadas. Pero aun así, sólo están pintadas".